sábado, 11 de julio de 2015

Anfibio

"Todavía no me miraste a los ojos" me dijo esperando que lo desafiara. Horas después iba a encontrarme en su colchón escuchándolo nuevamente "No me mirabas, sabías que no ibas a poder si lo hacías". Quizás tenía razón, quizás ese era mi escudo, mi filtro, mi guardia alta. 

Algo así como quinientos cuarenta y siete días y noches. Será el mismo tiempo que pasó corriendo (y huyendo) ese invierno y verano sin dormir? Curioso es que hoy, querramos eso, dormir. Dormir escuchando una respiración ajena. 
Juro que mientras dormís cantás, no sabías? Inventás instrumentos, sin querer, y yo te escucho, te escucho, te miro, te dudo, te despierto, te encierro, te niego, te pido, te pregunto, te extraño, te quiero.
Luis Alberto, Gustavo, Jorge, Lisandro... Paraíso musical bombardeado por admiraciones e ideas. 

"Voy a hacer una lista de esos momentos juntos... Los buenos y los malos, no importa, los fuertes" 
Promesa sin deuda. Acá está. 

Un baño delirante, un metro por un metro, un beso ruidoso.
Una risa, y vos bajabas.
Unas mil horas sin dormir, enormes pupilas pidiendo música, pidiendo sexo, pidiendo más.
(Esa mañana un mensaje "hoy no puedo ir a trabajar")
Una (millones) "Tocá esta canción del flaco que quiero cantarla"
Una autodestrucción compartida.
Un refugio donde nos encontrábamos, la música.
Dos noches seguidas sin dormir, "the wall" en una pared con escalera.
Unos cuantos "querete" "sos mi amiga" "te quiero"
Un mundo anfibio de sexo sin casualidad.
Una ensalada verde y violeta con un tinto. 
Un "no me importa lo que hiciste, no me interesa" acompañado de esas que fueron las cosas más lindas que alguien me dijo. 
Un "cuándo fue la última vez que sentiste ese amor dentro de la panza?"
Una respuesta sin filtro, sin miedo, "hace unos minutos"

No te vayas, enseñame, quereme, no te olvides. 
No me voy, continúo aprendiendo, te quiero, no te olvido.