jueves, 30 de julio de 2015

Des-espera

A quien al despertar me enorgullezca observar con los ojos entreabiertos
las luces entrando a través de una persiana intentando penetrar su piel.
A quien se desviva por abrir mi mente, mi alma, mis piernas, 
mi orgullo como un candado, mi boca enfurecida.
A quien me desafíe a conquistar la monótona rutina e invitarla a bailar,
A quien me prohíba la estabilidad pero me abrace en el equilibrio. 

Quien desee como fundamento del erotismo hacerme el amor con la ropa puesta,
Quien quiera hundirse en mi océano de lágrimas 
hospedándose a voluntad en la rehabilitación de mis sueños frustrados. 

Quien anhele como única condición escucharme cantar antes de dormir,
Quien realmente comprenda el efecto sorpresa 
como un grito desgarrador lanzado hacia el vacío infinito. 

A quien utilice sus brazos bajo la promesa jurada de jamás permitirme caer; 
abrazando además mi pasado, aceptando incontables historias dentro mis márgenes de error. 
A quien pueda pedirle ser para él lo que la Maga para Julio, Beatrice para Dante. 

Aquel que no solicite estabilidad emocional o mental para morir por mí
Aquel que trame una necesidad constante de compañía
Aquel que tema que algún día no esté a su lado
Aquel que agonice en una fidelidad placentera
Aquel que me enseñe lo que no sé
Aquel que se equivoque 
Aquel que no tema admitir
Aquel que sepa pedir perdón
(Aquel que sepa perdonar) 

A ese espero, 

Porque el conformismo está debajo de las sábanas, 
porque es mentira que la felicidad es un instante. 

A eso espero,

A la explosión devastadora de ilusiones falsas ,
al agotamiento de las demostraciones frías.

A quien prefiera una sinfonía de mi espalda 
antes que la noticia del día.
O mis problemas 
atentando contra todas sus soluciones. 

Quien me perciba como una utopía al desnudo,
quien me acaricie con los ojos. 

Espero.

Espero?
No, 
des-espero.